El viejo Blas llegó montado en su vespino de color rojo. Llevaba un cajón cargado de patatas de su propia cosecha. Aunque estaba jubilado, jamás renegó de la buena costumbre de #madrugar. Se levantó temprano, y después de beberse un café, tocado con la simpatía del Terry, acudió hasta su granja para realizar las tareas cotidianas: mimar a su animales para obtener la mejor leche.
Pero esa mañana hizo algo nuevo. Hincó las rodillas en el suelo y se puso al lado de Marina, su cabra más fotogénica. Luego pulsó el botón rojo del móvil, y envió un #selfie muy simpático a su nieta: «¡Saludos desde la Moncloa!», escribió con sorna el abuelo. Blas no tardó en recibir una respuesta: «Abu stas peor qla kbra! xD <3».
El hombre se alegró al imaginar la enorme sonrisa. Se notó #melancólico por tenerla muy lejos, pero satisfecho al encontrarla más cerca gracias al móvil. Se sintió un #crack, aunque no llegó a descifrar todo el mensaje.