Poema perdido

Cuando recibí tu última carta no podía ni imaginar lo que había significado para ti.

Me dices en letras que siempre fui el hombre de tu vida. No puedo creerlo. ¿Por eso siempre fuiste tan fría y distante conmigo? También escribes que mis labios siempre fueron tu único anhelo, un deseo no cumplido. ¿Por qué todo esto justo ahora? Tu escrito se ha convertido en un sin sentido, en un fuera de juego de un partido de fútbol entre dos corazones, el tuyo y el mío.

Ahora ya no estás para decirte lo que yo sentí todos esos años en los que compartimos letras, emociones, sabiduría. Te amé. Aquel poema que despuntó en clase estaba dedicado a ti. Fueron tus pupilas las que lo inspiraron. Quién me iba a decir a mí, que tú sentías algo parecido por este hombre perdido en versos. Ojalá hubieran sido tus besos los culpables de haberme desorientado, pero no fue así. ¡Callaste y callé! ¿Y ahora?  De nada me sirve esta misiva tuya que he recibido. Ahora no es más que papel mojado. Te has marchado, has huido. Lo nuestro siempre fue un poema perdido en mi corazón. Tú lo inspiraste.

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