La tormenta imperfecta

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No me da miedo el laberinto. Tampoco morir dentro de él. Sólo me agobia la compleja distancia que acaricia la soledad; la de un suspiro sin respuesta, roto por el doloroso estruendo de un lejano trueno que, por mucho que se anhele, nunca llegará para anegar mi boca y desbordar mis labios. Y, al final, la estéril tormenta, sedienta de un cruce de bravos vientos, será la única verdad del amor más puro, a la vez que perdido; el aguijón de una tormenta imperfecta.

@XaviviGarcía

 

Un anónimo – Desde la distancia (III)

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Ayer te vi. Sí, una vez más; desde la seguridad de la distancia. Tú no me viste, pero sé que sentiste la chispa, esa extrañeza que tantas otras veces sentimos los dos. Te vi: de pie, con el teléfono en la mano, mientras pactabas alguna promesa. Pero no a mí. Esta vez no. ¡Joder! ¡Qué preciosa estabas! Yo, sin embargo, parecía un extraño desde la acera de enfrente. Quieto. Impasible. Tan sólo quería verte y que tú no me vieras, como ese fantasma que me he convertido con cada una de mis letras perdidas. Como tú. Como nosotros en un adverbio mal conjugado. Ayer te vi. Y, a pesar de todo, aún te tengo en mi mirada.

@XaviviGarcía

Manuscrito

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De ser cierto que la Tierra muere, pediré prestada tu espalda para escribir sobre ella mis últimos versos de mares y amores.

@XaviviGarcía

 

Celos

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¿Qué es lo que siento cada vez que me dices que él te está acariciando? No son celos. Son mil y una puñaladas que nunca terminarán con mi agonía, seguiré viviendo atormentado.

 

Noche de Halloween

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Papá solía decir que jugar con muñecos era cosa de tontos. Lo que no sabía es que hablar con ellos era mucho peor.

Diamante negro

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Nuestro amor fue la llave de un puro y extraño desafío, distante, en lo más alto, como un desconocido diamante negro.