Yacer en el Mediterráneo

Qué fácil es hablar
del dolor de amor,
del corazón muerto;
si entre los dedos
de unas fuertes manos
tan sólo habita la penuria
del fino cristal roto
de la endeble bombilla.

Frágil lo llaman…
igual que el sentimiento
del deshielo de mis ojos,
que hace salvaje camino
hasta el estanque de mi pecho.
Y no hay garza ni pato,
tampoco cisne ni ganso
que acomode el húmedo
y pesado cruel tormento
de yacer a pies del Mediterráneo,
con la infinidad del recuerdo
del sol sobre el este dorado,
y lágrimas de dolor y lamento.

@XaviviGarcía

 

Odio

Imagen: @XaviviGarcía

Odio la melancolía de los domingos por la tarde; miserable ladrona de tiempo, que me escupe a la cara que no soy el de ayer, ni tampoco el de mañana. La odio, a la vez que reconozco la fortuna que me ha dado.

 

Nonato

Imagen: @XaviviGarcía

A lo mejor llego a ser
ese algo que nunca se pensó;
mientras, ojeroso, me buscaba
en un bazar de todo a cien,
entre juguetes y papelería,
con la ilusión del niño
y el orgullo incierto del padre,
cuando la noria todavía no giraba.

Y, tal vez, a lo mejor,
ese quién, con desaires de la vida,
tan sólo ha logrado un verso
que habita bajo la cruz, encalada,
del camposanto de su ego nonato.

@XaviviGarcía

 

Caer de la vida

Imagen: Pixabay

Caigo,
porque la noche
es la espuma del rompeolas
entre tu espalda y mi pecho;
porque los sueños,
convertidos en ríos de sal y
en lagunas de dulce almíbar,
me ahogan por no saber nadar…

… y duele tanto
ese anhelo vertiginoso,
que entre costilla y costilla
palpita la punzante pasión
a ritmo de un blues generoso,
con una suave entonadilla
que ruinmente me lo vuelve a recordar:

Caigo…
de la vida,
que no del amor.

@XaviviGarcía