El último tren

Imagen: Pixabay

Todavía recuerdo nuestro último adiós, antes de que el tren marchase. Fue tan especial como el primer beso que nos dimos, el principal indicio de nuestro amor. Por mucho que quisiese olvidar nuestro triste destino, me es difícil borrar de mi cabeza esos luceros llorosos. No te sientas culpable por ello, es cosa del destino y, contra este, nada se puede hacer. Tan solo quiero que me recuerdes como la persona que he sido a tu lado: un hombre enamorado de tu belleza. Puedes olvidar todo lo demás si lo consideras oportuno. Se marchó el tren, tras el último aviso, y quedé vigilando como tu vagón se perdía sobre el horizonte. Mientras tanto, ya te añoraba y escribía esta misiva en mi mente.

 

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