
Mi segunda historia, NADIE QUIERE MORIR, se ubica en Bélgica. Narra la historia de un hombre que en su juventud hizo todo lo posible para lograr el amor de su esposa, cosa que no fue nada fácil por las diferentes clases sociales. Al final termina viudo, con unos hijos más preocupados en ellos mismos que en su padre, por lo que termina aparcado en un geriátrico, impedido pero sin ganas de morir. En este caso fue un placer hacer crítica social sobre este asunto, cuando nuestros mayores quedan varados en zona azul hasta que algún familiar se acuerda de ellos y les hace una breve visita.
El último relato que escribí para la antología, NO HAY HUEVOS. Otra historia ambientada aquí en Castellón, en actualidad. Nos cuenta la desdicha de una joven ilusionada por un futuro prometedor, pero que no llega a cumplir por culpa de un joputa y la humillante violación que comete. La chica crece sin contar jamás la desgracia, creyendo haber sanado… pero no es así. Cierto día, cobijada bajo el
Faro de Nules y tras ver en las noticias un juicio injusto a una víctima de manada sexual, se da cuenta de que hasta que no imparta su propia justicia, no llegará a ser la mujer que se pensó en el pasado. Aquí me encantó hacer una crítica mordaz a la indefensión de las mujeres que sufren estas agresiones, a la política y su justicia a la carta, y a ciertos medios de mierda que se centran más en el amarillismo de los sucesos que en ayudar.