
Me enamoran los poetas
que hacen versos viscerales,
con los riñones a prosa abierta;
que riman sin pedestal ni cincel.
Que hablan de lavadoras,
de su amor por la ropa sucia.
De los celos, tras el secado
del algodón en otros lares,
con todos los males que dicta
el escote de la amante
y un «te quiero» sin centrifugado.
Me enamoran los poetas
de pelo en pecho…
arrogantes tras los espacios
provocados por el arte y el silencio
de escupir verdades sin fresa ni nata;
hiera o hiera,
con la verdad, sincera,
que conlleva el calcetín, extraviado,
en el cesto equivocado.
@XaviviGarcía