Penumbras: donde duermen las pesadillas

Los que me conocen saben que soy una persona con la mente inquieta. Siempre estoy tramando cosas que me gustan. Algunas de ellas llegan a buen puerto. Otras, en cambio, se quedan justo en mi cabeza, divagando y mordisqueando mi conciencia para salir (sean buenas o malas, todas quieren pasear). Lo primordial para que se cumplan es hacerlas con ilusión, que llenen a uno mismo, y si es posible a los demás. Ese es uno de los placeres que he descubierto en los últimos años, hacer cosas por el resto de gente y rodearse de personas con buenas vibraciones.

«Penumbras: donde duermen las pesadillas» ha sido una de esas ideas que maduró en mi cabeza, tanto que salió a la luz con tal poder, que no tardé en captar ayuda para el proyecto. En un principio se trataba de una concepción muy básica: recopilar relatos de terror, destinados al público juvenil, y publicarlos con una editorial que apostara por un proyecto solidario.

En el primer aspecto, no tardé en encontrar una tripulación más idónea para que Penumbras pudiera consolidarse. Le comenté el proyecto a mi buen amigo Jose Sanchis Mezquita, que sin dudarlo sumó dos relatos suyos a los que yo ya tenía escritos. Hasta ahí todo genial, la ilusión por dar vida a nuestras aventuras, pero sin más peso para poder llevar a cabo el libro. Y en esas, apareció entre las nubes (sí, fue así más o menos, como un superhéroe) Israel Quevedo Puchal, que junto a sus dos relatos también trajo uno de su hermano, Javier Quevedo Puchal, un auténtico genio a nivel nacional en cuanto a la literatura de terror (no es que lo diga yo, lo dicen los múltiples premios que sus novelas han recibido).

¡Gozada nivel máximo! Me convertí en el coordinador de una antología de relatos de terror, cuya única finalidad era elaborar textos sugerentes para atrapar al lector, y de paso, ayudar a alguien que lo necesitase de verdad: nuestros beneficios irían destinados a una ONG.

Tras unos meses, y con nuestros relatos lo más depurados posible, empezó mi tarea para encontrar una editorial interesada en publicarlos. En un principio se presentaba como algo bastante difícil, ¿quién iba a querer publicar una antología con las condiciones que habíamos ideado? Para mi sorpresa, fueron varias las editoriales que mostraron su interés en Penumbras (es lo que tiene el libro, buenos escritores y mejores personas), pero al final nos decantamos por la opción de Onyx Editorial, pues desde un principio aceptó como un reto ilusionante el poder editar el libro.

Sus ideas nos embelesaron: una edición mimada hasta el último detalle, con ilustraciones únicas para despertar la gana de los lectores del género, la genial ilustradora Kristina Loren ha dado vida a nuestros relatos. Y así fue, el tiempo ha guisado con mimo el libro, y Penumbras ha nacido para deleitar y ayudar, porque los beneficios de los autores van a ir destinados a DELWENDE, cuyo objetivo es trabajar para que los más pequeños puedan tener lo básico.

No soy de extender demasiado mis escritos, pero esta ocasión lo merecía. Estoy contento,  muy orgulloso de cada persona que se subió en aquella barcaza hecha de palos y mimbre, que se tambaleaba, pero cargada de sueños. Queridos lectores, hemos puesto en vuestras manos lo mejor de nosotros como personas, esperando que podáis pasar grandes ratos de buena, inquietante y terrorífica lectura. ¡Vuestro miedo será por una buena causa! ¡Os lo juro!

Si queréis comprar el libro, podéis hacerlo aquí:

“Penumbras” Varios autores

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