Carta a Ego

Imagen: Pixabay

Querido Ego.

Ayer me reencontré contigo. Sí, una vez más, a la altura del pegajoso barro de una ladera. Ayer te vi; a ti y otros penitentes por el AMOR TORCIDO, pero con el pecho recto. Siempre con paso firme y marcial, sin dejar de mirar al frente, obviando el dolor de las amapolas y los besos que dieron por última vez. Y tú, querido Ego, estabas en aquel desfile en el que, negando ser un tullido más, despedías al sol de junio como el bello poema que, sin quererlo, alguien te convirtió; junto al dilema de qué fue primero, si el amor o el dolor.

@XaviviGarcía