Mendigo de palabras

Imagen: Pixabay

Me da pereza tener que rebuscar en contenedores repletos de órganos, en teoría vivos, el sentimiento  de complicidad que florece en las letras. Me da pereza, y no por el hecho de entablar diálogo, que ya me cuesta, sino más bien por la indiferencia que me hace sentir un diminuto buscando algo enorme. Y no es así, sé que estoy listo, pero nadie se presta a escuchar, ni a leer, lo que tengo preparado para el mundo. Así me convertí en un mendigo de palabras, que lo intentó en su momento pero se cansó. Ahora suelo viajar en solitario, con la libreta bajo el sobaco,  acampando de parque en parque para escribir lo que la vida me dicta. Lo demás me da lo mismo, mientras ella me sonría.

Génesis – Fragmento

Fragmento de «Génesis».

Cuando una de sus manos intentó entrar en el lugar que yo no quería, solté un fuerte grito que alertó al desconocido que permanecía fumando. Pude ver su figura desmontar y tirar el cigarro a un lado del camino. Después con paso ligero se acercó hasta nosotros. Me vio atrapada entre los brazos, luchando por librarme de él. 

          —¡Suéltala!—ordenó con voz fuerte y acento sureño. 

          —¡Métete en tus asuntos! —replicó mi agresor. El extraño se aproximó con decisión, cosa que sirvió para que Vicente me soltase para enfrentarse a él. Aproveché para apartarme de ellos.
—Me has hecho desperdiciar un cigarro —respondió el hombre, cerrando el puño con fuerza y atizando con brutalidad el mentón de su adversario que cayó al suelo dolorido

Clic aquí si te apetece comprar el libro…

 

Cuando esto acabe

Imagen: Pixabay

Lo primero que haré, cuando todo esto acabe, será conversar con el mar y pedirle perdón por todo el desamor que llevo acumulado, sin más poesía que mirar al cielo y buscar alguna que otra gaviota.

El beso

Imagen: Pixabay

Un beso siempre es sencillo, lo complicado es llegar hasta él.