Entre el pecho y la bragueta a cualquier cosa le llaman «amor».
Mi pasión está entre las letras, en solitario y con sentimiento en bicromía.
Entre el pecho y la bragueta a cualquier cosa le llaman «amor».
Eres deseo que provoca impaciencia, y no puedo hacer nada por remediarlo, sólo llorar por dentro al ver que marchas en un navío con un noble capitán. Dios no quiera que mis lágrimas provoquen una tempestad en vuestro camino.
Un postre de arañas,
de insectos que muerden…
como tus palabras,
que crees que no hieren
porque sonríes al hacerlo;
y yo, estúpido, consiento
que mi corazón cocine
cierto postre almibarado;
al final te vas y quedo solo,
con un café entre las mano
removiendo un sentido vetusto
mientras sé que no volverás.
«Tanto amor, tanto amor, y las lenguas todavía secas.»