
Enloquezco
cada vez que me hablas;
mientras miro esos labios
que bailan dictados por el compás
de tus sugerentes palabras.
Y te miro, una vez más…
y me pierdo cuando pienso
haciendo un inútil equilibrismo
con el único anhelo de besarlos,
a sabiendas de la locura
de caer en tus pechos.
Y te miro, perdido, ardiendo;
mientras al final,
como un café en las manos,
me doy cuenta de que los sueños,
sin edulcorante, son amargos.
Y esa es la realidad.
@XaviviGarcia